Me había acostumbrado a vivir con dos maletas -rojas- y ahora tengo varios armarios y estanterías llenos de pasado.
Vida de antes, vida del otro lado del Atlántico y vida futura. Llegué y ahora tengo tres vidas -y varias revistas de moda de los años 50-. Intento poner todas esas vidas de acuerdo, ver cuál me gusta más, cuál gana. Yo las miro, las observo, también las miro con extrañeza en ocasiones y me río de cómo intentan convivir -a veces lloro por la misma razón-, porque yo soy la única que sé que sólo puede ganar una.

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