26 de julio de 2009

26/07/09_Lo que Santiago te da, Santiago te lo quita

Nada más llegar acá, alguien me dijo:
Santiago es una ciudad que no se puede amar por sí misma.
Y no pasaron más de horas para que me diera cuenta de lo que ésto quería decir.
Santiago huele mal, es fea -mucho-, el nivel de contaminación es como si te fumaras diez cigarros diarios. La desestructuración urbana y espacial es el plato típico de acá y no sólo como reflejo de su funcionamiento interno social y político, sino en cuanto a relaciones y vínculos sociales.

Aún flipo cuando pregunto por la calle a algún transeúnte sobre algún lugar. Sólo suceden dos cosas:
a) Pasa de largo.
b) Te mira asustado - a veces de arriba abajo- y pasa de largo.
Tómenlo ustedes como quieran.

Sin embargo no puedes dejar de sentirte bien, porque rápidamente hay algo que te recuerda por qué funciona y por qué estás ahí. Quizás cuando llueve y la contaminación desaparece, y los Andes se convierten en un compañero de visita de la ciudad excepcional. O descubres por primera vez el Mercado de la Vega. O la fuerza del Mapocho, aunque tenga más mierda que el palo de un churrero -como dice mi madre-.
Aún no tengo recursos para describir bien todo ésto. Pero lo haré.

La búsqueda de departamento parece que, por fin, ha terminado. Pero ha sido ardua. Hemos visto zulos imposibles, zulos imposibles carísimos céntricos, casas maravillosas lejanísimas, departamentos fabulosos y baratos pero sin amueblar, departamentos fabulosos pero caros... Y es que, lo que Santiago te da, Santiago te lo quita. Pero tranquilos, que se me da bien jugar.

2 comentarios:

Mel dijo...

Claro que te miran asustados. Eres del hemisferio norte, para ellos andas al revés.

dr loomis dijo...

...y cuando lo describas, desde aquí sentiremos envidia y celos por esa ciudad que tan lejos te tiene atrapada.

estoy en negoociaciones con el gobierno de chile: limpiaran las callas y se educará pertinentemente al viandante. vas a ser muy feliz