1 de mayo de 2011

igual, pero diferente

Que cada segundo cuente. Como si las luces, las señales y los números no fueran suficiente. Re-a[r]mándote de valor para poder volver a salir a la calle, recordando el guión, buscando otro nuevo entre las hojas y cucarachas del suelo. Con el antiguo en la mochila –siempre, junto a algún libro daigualcuál-. “Derecho al delirio” lo llaman, y a no delirar –a veces, por dios-, atando sentimientos para poder dirigir los pasos hacia algún lado. Hacia el mismo sitio –Vaya, pasaba por aquí- y volver es re-volver, re-hacer, re-colocar, lloviendo sobre mojado, como si vomitar la misma comida y volverla a comer y volverla a vomitar nos colocara en una confortante situación de bienestar. Por esa manía de gustarnos tanto revalidar los mismos juegos y volvernos a mirar una y otra vez en los espejos ajados.

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